Sin embargo, utilizar una red inalámbrica insegura podría causar problemas de diversa índole entre los que se destacan el robo de archivos personales o de credenciales de acceso a bancos, redes sociales u otros servicios.
Cuando se trata de emprender el armado de una red inalámbrica hogareña, es fundamental configurar los parámetros de seguridad del router a través de un equipo con cable, modificar las credenciales de acceso configuradas por defecto en el dispositivo, asignar una contraseña de acceso a la red y configurar el tipo de cifrado – siendo el más recomendable el protocolo WPA2.
A la hora de utilizar una red perteneciente a un tercero, sea de carácter privada o pública, los especialistas de ESET Latinoamérica recomiendan:
1. Implementar una solución de seguridad integral, que incluya detección antivirus y firewall.
2. Preferir el uso de redes inalámbricas protegidas con una contraseña WPA/WPA2. WEP es un método de protección vulnerable que debe evitarse.
3. Si se va a utilizar algún servicio que requiera de usuario y contraseña como redes sociales o correo electrónico, cerciorarse que el sitio utilice HTTPS y que posea un certificado válido.
4. Evitar el uso de redes Wi-Fi públicas que no posean un método de protección adecuado. En caso de ser imprescindible, no utilizar servicios que requieran de información sensible para funcionar.
5. Cuando se conecta a un Wi-Fi público o desconocido, seleccionar siempre “Red pública”. De ese modo, Windows establece una configuración más estricta con respecto al uso compartido de archivos e impresoras.
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